AMOR
A LA DISTANCIA
Introduciéndome
en la luz de sus pupilas
traspaso
la mente y llego hasta el
pensamiento
perturbado
y misterioso.
Recorrerlo
entero y besar su sendero
la
espera se convierte en ceniza
abandonada
y
la sangre se condensa en las
sienes enloquecidas.
Rompiendo
el velo que cubría a la blanca
Venus
descubrió
que allí el deseo existía.
Nunca
hubo noche alguna
Como
aquella en madrugada.
Será
única
la
que vuelva a brillar.
Vuelve
pronto
torbellino
entre las sábanas.
A
través del llamado
a
la distancia demos rienda suelta
a
esta espera desenfrenada.
ALEJANDRA ZARHI