Osvaldo
Pugliese
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Don Osvaldo al piano.
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Información personal
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Nombre
real
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Osvaldo
Pedro Pugliese
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Nacimiento
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2
de diciembre de 1905
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Origen
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Villa
Crespo, Buenos Aires, Argentina
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Muerte
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25
de julio de 1995 (89 años)
Buenos Aires, Argentina
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Ocupación(es)
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Compositor,
Pianista, Director de Orquesta
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Información artística
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Alias
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Don
Osvaldo
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Género(s)
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Tango
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Instrumento(s)
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Piano
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Osvaldo
Pedro Pugliese (Buenos Aires, 2 de
diciembre de 1905 – 25 de julio de
1995) fue un pianista, director y
compositor argentino dedicado al tango.
Biografía
Nació
el 2 de diciembre de 1905 en el barrio
porteño de Villa Crespo, en el seno de
una familia de músicos, aunque no tan
talentosos como él. Su padre, Adolfo
Pugliese, tocaba la flauta en los
conjuntos de barrio, esencialmente en
cuartetos. Dos de sus hermanos mayores,
Vicente Salvador y Alberto Roque,
también eran músicos.
Adolfo, su padre, lo ayudó a hacer sus
primeros "palotes" en la
música, le compró un violín con el
que fue enviado al Conservatorio Odeón
del barrio de Villa Crespo. Pero en este
lugar encontró el instrumento que
sería parte de su vida y el que lo
destacaría por encima de muchos: el
piano.
Estudió con grandes maestros como
Vicente Scaramuzza y Pedro Rubione, con
los cuales se convirtió en un
extraordinario pianista.
A los quince años ya integraba un trío
junto al bandoneonista Domingo Faillac y
el violinista Alfredo Ferrito, con los
que debutó ante el público en un bar
de barrio (en Argentina denominados
genéricamente: cafés) llamado Café de
la Chancha, nombre que le otorgaran los
parroquianos en alusión a la poca
higiene de su dueño y del lugar.
Tiempo después pudo llegar a la Gran
Ciudad, Buenos Aires, donde debutó
integrando un conjunto que tenía, como
particularidad, a la primera mujer
bandoneonista del país: Francisca Cruz
Bernardo. Más conocida como
"Paquita", "La Flor de
Villa Crespo", era la directora de
aquella orquesta típica. Y quien
comprendió el afán monetario de
Osvaldo Pugliese y aceptó su
alejamiento en aras de un mejor porvenir
económico.
Más tarde, y ya con mucha más
experiencia y soltura, formó parte del
cuarteto de Enrique Pollet (1924), y
luego de la orquesta de otro famoso de
su tiempo, Roberto Firpo. Ya en 1926,
era el pianista de la orquesta del gran
bandoneonista Pedro Maffia, continuado
con su ascenso en el mundo del tango y
tomando cada día más y más prestigio.
Pero el sueño de Osvaldo Pugliese era
tener su propia orquesta. Fue así que
se desvinculó de la de Pedro Maffia, en
1929, junto con el violinista Elvino
Vardaro para formar su propio conjunto.
Ambos tocaron por primera vez en el
café Nacional con gran repercusión, lo
que los empujó a hacer una gira por
todo el país. Sin embargo, la gira fue
un fracaso económico y debieron
empeñar parte de sus instrumentos para
conseguir los pasajes de regreso a su
ciudad. A su retorno integró la
orquesta de Alfredo Gobbi, y más tarde
acompañó a Daniel Álvarez
"Sardina", Roberto Firpo y
Miguel Caló.
Pero Pugliese nunca abandonó su sueño
y fue así que en 1936 creó un sexteto
junto a Alfredo Calabró, Juan Abelardo
Fernández y Marcos Madrigal
(bandoneones), Rolando Curzel y Juan
Pedro Potenza (violines), Aniceto Rossi
(contrabajo), del cual era su director.
Debutaron en la famosa Avenida
Corrientes, en el Germinal. Este fue el
punto de partida de su orquesta. La
misma fue presentada en el café El
Nacional el 11 de agosto de 1939,
orquesta que, aunque con los lógicos
recambios, lo acompañaría durante 55
años. Durante todo ese tiempo, Don
Osvaldo compuso más de 150 temas,
algunos muy famosos como Recuerdo, La
Beba, Negracha, Malandraca y su himno La
yumba. Además grabó más de 600 temas
de otros autores.

Pero
no era tan sólo un gran pianista,
también era un ciudadano comprometido
con la sociedad. En 1935 impulsó el
Sindicato Argentino de Músicos del que
fue el afiliado número 5. Inició,
entonces, una lucha "... donde el
trabajo sea una dignidad personal y no
un castigo". En 1936 se afilió al
joven Partido Comunista Argentino (108
era su número de afiliación). Esto y
sus ideas provocaron que fuera
perseguido, censurado y encarcelado
durante el gobierno de Juan Domingo
Perón y luego durante el gobierno de
facto conocido como la autodenominada
Revolución Libertadora. Pero durante el
tiempo que duraron sus penurias, su
orquesta no dejó de tocar, aunque
huérfana de su director.
Recibió innumerables distinciones. El
gobierno de Cuba le otorgó la medalla
Alejo Carpentier, la más importante
distinción cultural de la isla; el
gobierno francés lo nombró Commandeur
de L'Ordre des Arts et Lettres (1988).
En tanto su ciudad, la Ciudad de Buenos
Aires, en 1986 lo declara Ciudadano
Ilustre. Y en 1989, SADAIC (Sociedad
Argentina de Autores y Compositores de
Música) y la Asociación de
Coleccionistas de Tango, descubrió una
placa en la Avenida Corrientes (al 960)
en conmemoración de los 50 años del
maestro frente a su orquesta. En 1990,
recibió el título de Académico
Honorario de la Academia Nacional del
Tango.
Por su orquesta pasaron cantores de la
talla de Roberto Chanel, Alberto Morán,
Jorge Vidal, Jorge Maciel, Miguel
Montero, Alfredo Belusi, Adrián Guida y
Abel Córdoba; este último cantó
durante 30 años en la orquesta del
maestro Pugliese.
Tal era la talla artística de este
hombre que en 1985 logra lo que nadie
hasta entonces: el 26 de diciembre de
ese año, para festejar su cumpleaños
número 80, su orquesta tocaría en el
conocidísimo Teatro Colón de la Ciudad
de Buenos Aires, lugar reservado casi
exclusivamente para la música y lírica
clásicas. Obviamente el teatro estaba
repleto de público viendo al maestro
interpretar obras de sus, por entonces,
46 años ininterrumpidos de actividad.
Finalmente, el 25 de julio de 1995 y
después de una breve enfermedad,
falleció a los 89 años de edad en la
ciudad de Buenos Aires, su ciudad. Sus
restos fueron velados en el Concejo
Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires
y luego llevados hacia el cementerio de
la Chacarita por la emblemática avenida
Corrientes a contramano del tránsito.
Allí descansan, en un imponente
mausoleo construido con el aporte de
amantes del tango de muchos países del
mundo a partir del trabajo de una
Comisión de Amigos y de la
perseverancia y el empuje de su viuda y
compañera de vida Lydia Elman. Para
gozo de aquellos que lo admiraron, su
estirpe sigue viva en otra gran
pianista: Beba Pugliese, su hija y en
Carla Pugliese, su nieta, también
pianista y gran innovadora del tango.
En el año 2005 se cumplió el primer
centenario de su nacimiento.
Recibió el Premio Konex en tres
ocasiones: en 1985 por Director de
Orquesta típica (Platino), en 1995 una
mención especial y en 2005 un premio de
honor.